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El mito de la madurez

La madurez no es universal, ésta se construye a través de hábitos y es un proceso constante; no es instantánea ni tiene una clave mágica. La madurez es un asunto personal y privado, pero también implica la necesidad de relaciones interpersonales para crecer, como se menciona en la carta a los Hebreos 10, versículos 24 y 25.

Siguiendo esta idea, en la carta a los Hebreos, capítulo 6, versos del 1 al 3, Pablo nos dice: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, avanzamos hacia la perfección, sin volver a cimentar el arrepentimiento de obras muertas ni la fe en Dios, la doctrina de bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno.”

En la Segunda Epístola a los Corintios, capítulo 11, el apóstol Pablo comparte sus sufrimientos como apóstol.

“Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito. Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme. 

Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré; porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos. Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas. 

Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles. ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 

Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.

¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.”

Desmontando el Mito

Erróneamente la gente piensa que la madurez es inevitable con el envejecimiento. Sin embargo, muchas personas experimentan una crisis entre los 35 y 50 años cuando se dan cuenta de que esto no es cierto. Se sienten perdidas, inseguras del futuro y, a veces, incluso de su propio pasado y logros. La falta de madurez deseada puede llevar a la negación o a un deseo de regresar al pasado.

Algunos optan por negar el cambio, pretendiendo que nada ha ocurrido, mientras que otros se lanzan a aventuras o conductas arriesgadas para sentirse jóvenes nuevamente. Sin embargo, estos intentos suelen ser inútiles y pueden resultar en una crisis de mediana edad. La pregunta es ¿por qué algunas personas enfrentan esta crisis y otras no?

Cómo Evitar la Crisis

La segunda mitad de la vida ofrece oportunidades para una existencia más rica y creativa. No hay una fórmula única para enfrentarla, ya que cada individuo es único. Aquellos que ven la edad madura como un momento de reflexión y crecimiento suelen sobrellevarla mejor.

Es esencial dejar atrás estereotipos y mitos, abrazar la propia historia y aceptar el pasado, errores y logros. La edad adulta puede ser una etapa productiva de la vida si la enfrentamos con confianza, aceptación y autenticidad.

Carl Jung decía: "Conócete a ti mismo, conoce las leyes de tu propio ser. Acéptalas aunque parezcan paradójicas e incompatibles con tus puntos de vista actuales. Vívelas en lugar de vivir las vidas de otros".

Aprovechemos esta etapa de desarrollo personal para rechazar los mitos y prejuicios, y en su lugar, trabajemos en conocernos mejor, transformando la madurez en una etapa productiva de nuestras vidas, un aspecto más de nuestro crecimiento como seres humanos.

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